SECUELAS DEL MALTRATO Y EL ABUSO EN LA INFANCIA

Las personas que han sufrido traumas en la infancia, tienen la característica de haber vivido situaciones muy dolorosas en las que, siendo aún niños/as, no habían desarrollado herramientas psicológicas para defenderse, o se han visto agredidos/as por personas adultas contra las que no era posible protegerse. El poder que un adulto posee sobre un niño es innegable, mas aún cuando los/as agresores son padres o familiares de los que el niño/a depende para vivir.

Los abusos sexuales, el maltrato físico o psicológico suponen situaciones que sobrepasan la capacidad de las personas para procesar los hechos ocurridos, a nivel emocional, intelectual o somático, de modo que, una parte de la persona queda bloqueada en el momento en el que se producen los hechos traumáticos. Así, porta en su interior un niño/a herido que no pudo crecer y hacerse adulto ya que, en el momento traumático no dispuso de las herramientas necesarias para poder asumir lo que ocurría y se vio sobrepasado/da. Esta parte traumatizada, o niño herido sin recursos, se vuelve insoportable para la persona hasta el punto de poder quedar disociado, negado de la autoimagen o la conciencia.

El trabajo terapéutico implica poder darse cuenta de que uno “no es así”, sino que los síntomas actuales tienen que ver con la indefensión que un día sufrí y no pude superar porque era un niño/a. Traer a nuestro niño herido al presente, escucharlo, darle un espacio de expresión implica que pueda “crecer” y adquirir las herramientas necesarias para enfrentarse a la vida actual.